Algo importante y hermoso de conocer la medicina china es comprender que nuestra esencia, nuestro espíritu no está separado de nuestra constitución física, sino que están profundamente entrelazadas, cada órgano tiene una función en el cuerpo físico y además da forma y vida a diferentes aspectos de nuestra experiencia humana en el aspecto psíquico, emocional y energético/ espiritual. Cada órgano de nuestro cuerpo es un puente entre lo espiritual y lo terrenal, por lo tanto, no solo tienen un rol fisiológico/vital, sino también un papel en nuestra existencia y evolución como seres humanos integrales.
Asociado al Hígado y al elemento Madera.
El Hun es descrito como la parte del alma que trasciende el cuerpo, lo que nos conecta con el reino espiritual y con nuestra capacidad de soñar, tanto literal como figurativamente. El Hun se mueve constantemente, impulsándonos a expandirnos, a planificar y a ser creativos. Es también nuestra capacidad de percepción intuitiva, la visión de posibilidades más allá de lo inmediato.
Cuando el Hun está equilibrado: Somos capaces de adaptarnos al cambio, trazar caminos claros hacia nuestras metas y expresar nuestra creatividad. Hay un sentido de propósito, como si nuestras acciones estuvieran alineadas con una visión más alta.
Cuando está perturbado: Hay frustración, indecisión, falta de dirección o sueños irrealizables. Puede manifestarse como depresión o un estado en el que las ideas parecen desbordar sin concretarse.
El Hun también tiene un papel en nuestra capacidad de superar traumas: permite procesar emociones bloqueadas y darles un sentido en el contexto de nuestra vida.
Asociado a los Pulmones y al elemento Metal.
El Po representa lo tangible, lo físico y lo material. Es el alma que nos conecta con la tierra, con la sensación corporal y con las emociones inmediatas. Po está íntimamente relacionado con nuestra capacidad de soltar (la exhalación) y de procesar la tristeza. Po es nuestra conexión con el mundo sensorial, con la vida tal como se experimenta a través del cuerpo.
Cuando el Po está equilibrado: Hay una aceptación fluida de los cambios de la vida y una profunda conexión con el aquí y ahora. Las emociones son procesadas con naturalidad, especialmente la tristeza, y podemos desapegarnos de lo que ya no nos sirve.
Cuando está perturbado: Hay tristeza prolongada, apego al pasado y desconexión con el cuerpo físico. Esto puede llevar a una sensación de vacío, como si algo esencial de la vida estuviera perdido.
El Po también se considera el asiento de nuestros instintos primarios y la base de nuestras emociones más inmediatas, como el miedo o el placer.
Asociado al Corazón y al elemento Fuego.
El Shen es la manifestación más elevada del alma. Es el asiento de la conciencia, la mente y la espiritualidad. El Shen es lo que da sentido y coherencia a nuestra vida, es el aspecto del alma que refleja nuestro verdadero ser, nuestra esencia única y nuestra conexión con el universo.
Cuando el Shen está equilibrado: Hay claridad mental, serenidad y una profunda conexión con los demás y con el propósito de la vida. La persona irradia paz interior y tiene una capacidad natural de liderazgo y amor.
Cuando está perturbado: Hay confusión, insomnio, ansiedad y dificultad para experimentar alegría genuina. También puede haber una desconexión del propósito espiritual, llevándonos a sentirnos vacíos o sin rumbo.
El Shen se cultiva a través de la meditación, la introspección y la alineación con un propósito más alto. Es considerado el “faro” que guía a las demás almas.
Asociado al Bazo y al elemento Tierra.
El Yi está vinculado a nuestra capacidad de pensamiento reflexivo, de concentración y de integración de ideas. El Yi representa la “digestión mental” de la información, también es el aspecto que nos permite construir y sostener una narrativa coherente sobre nuestra vida.
Cuando el Yi está equilibrado: Hay claridad, concentración y capacidad para reflexionar y tomar decisiones basadas en la lógica y la intuición. Se logra un balance entre acción y contemplación.
Cuando está perturbado: Hay preocupación excesiva, obsesión o rumiación. Esto puede llevar a una sensación de estancamiento mental y dificultad para adaptarse a nuevas circunstancias.
El Yi también juega un papel crucial en nuestra relación con la seguridad y el apoyo: cuando el Bazo está débil, hay una sensación de falta de suelo emocional o de incertidumbre constante.
Asociado a los Riñones y al elemento Agua.
Zhi es la esencia de nuestra fuerza de voluntad y determinación. Es lo que nos permite persistir frente a la adversidad y mantenernos conectados con nuestro propósito vital más profundo. Zhi es la capacidad de ir hacia adentro y encontrar recursos internos. Es el anclaje espiritual que nos conecta con la totalidad de nuestra vida.
Cuando el Zhi está equilibrado: Hay resiliencia, confianza y un sentido de propósito claro. La persona es capaz de enfrentar desafíos con valentía y determinación.
Cuando está perturbado: Hay miedo, desesperanza y una sensación de estar desconectado del propósito de la vida. Esto puede manifestarse como parálisis frente al cambio o como un impulso excesivo que quema los recursos del cuerpo. Es un temor a la vida en si misma
El Zhi también se asocia con la memoria a largo plazo, no solo en el sentido mental, sino en términos de sabiduría acumulada.
Estas facciones del alma no actúan de forma aislada, sino que están en constante interacción. Por ejemplo:
El Shen guía al Hun, dándole dirección y propósito a la creatividad.
El Yi y el Zhi trabajan juntos para transformar la intención en acción persistente.
El Po y el Hun equilibran la conexión entre el cuerpo físico y los sueños espirituales.
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